El Banco Mundial se suma a los organismos financieros internacionales que reducen sus perspectivas de crecimiento económico para México para 2024. De acuerdo con las últimas estimaciones del Banco Mundial, se espera que la economía mexicana crezca 1.7%, una reducción respecto a su previsión anterior de 2.3%.

Para los dos primeros años de Claudia Sheinbaum, el pronóstico también es bajo, pues indica que la economía del país crecerá 1.5% para 2025 y 1.6% para 2026. Aunque en México ha aumentado el nivel de inversión privada, aprovechando las oportunidades de nearshoring y friendshoring, así como la inversión pública, particularmente en proyectos de infraestructura, aún no muestra un impacto en su Inversión Extranjera Directa. El Banco mundial destaca que los flujos hacia el destino de nearshoring, que es México, permanecieron prácticamente invariables en los últimos 10 años. Respecto al crecimiento de América Latina y el Caribe se desacelerará 1.9% este año desde el 2.1% en 2023 antes de crecer otra vez en 2025. El Banco Mundial, que advirtió en un informe que hasta ahora la región ha perdido la oportunidad de avance generada por los cambios globales en las cadenas de suministro. En general, en la región la inversión pública y privada sigue siendo insuficiente, mientras que la promesa de oportunidades de crecimiento derivadas del “nearshoring” no se ha cumplido. Las razones principales de ello siguen siendo el alto costo del capital, los bajos niveles de educación, la infraestructura deficiente y la inestabilidad social, según el Banco Mundial. La estimación de crecimiento del 1.9% es mayor que las previsiones de 1.8% en junio y del 1.6% en abril. Se estima que para el próximo año la economía de la región se acelerará a una tasa de crecimiento del 2.6%, un descenso respecto del pronóstico anterior del Banco Mundial del 2.7%. La desigualdad sigue siendo muy alta en toda la región y los altos impuestos a la inversión productiva limitan el crecimiento. Esto, junto con una escasez persistente de fondos gubernamentales, indica que gravar la riqueza es una opción para aumentar los ingresos, según el informe, que advierte que es necesario gravar a los ricos de manera inteligente. “Los activos financieros son fáciles de mover y ocultar, y rastrearlos requiere una importante coordinación global”, señala el informe, mientras que “las propiedades, como los bienes inmuebles, son generalmente menos móviles y más fáciles de valorar”. El informe señala que el 80% de la riqueza de la región está en manos de bienes raíces. Si bien esa cifra disminuye a nivel mundial a medida que los países alcanzan un mayor desarrollo, “la proporción de riqueza vinculada a la propiedad es especialmente alta en América Latina y el Caribe, lo que refleja una marcada preferencia cultural por la vivienda y tal vez una preferencia por una cobertura tangible contra los episodios recurrentes de inflación”. Con información de Reuters

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