El próximo año se avizora complicado para la economía mexicana en caso de que Donald Trump gane la elección presidencial en noviembre, su estrategia de imponer aranceles de 10% a todas las importaciones de Estados Unidos plantea adversidades. De acuerdo con la agencia calificadora Moody’s , la economía de México entraría en una recesión en 2025 con caídas en la producción, afectada por la reducción de su comercio.

Además, la inflación se movería al alza tanto por efecto de la tarifa arancelaria a las importaciones estadounidenses como por la depreciación inicial del peso causada por la apertura del déficit comercial y por el aumento de la aversión al riesgo. El plan considera que el arancel generalizado para México sería de 10% para todas sus exportaciones, con entrada en vigor a partir del primer trimestre de 2025. Pero la aganecia apunta que más allá de los mecanismos y recursos provistos por el T-MEC, México también puede responder con una tarifa de 10% a todas las importaciones de Estados Unidos. Si bien hay afectación para México, los resultados de esta guerra tarifaria para los dos países y para el resto del mundo serían significativos en términos de crecimiento económico, inflación e inestabilidad financiera. “Los efectos económicos en este escenario, que considera una tarifa estadounidense con represalia recíproca de México, son más depresivos ante la mayor afectación al comercio bilateral, pero también se traduce en una mayor inflación dado el encarecimiento de las importaciones en ambos países. Asimismo se produce una respuesta automática del tipo de cambio ante el riesgo de una más agresiva y prolongada guerra tarifaria”, detalla Moody’s. Otro mecanismo de defensa que identifica la calificadora para México, es que el país puede permitir que el peso se depreciara competitivamente para reducir el impacto arancelario y tratar de evitar una guerra tarifaria de mayor escala en la que todo mundo sería perdedor. Explica que esta defensa puede implementarse de manera gradual como una política interna de absorción de choques externos a través del amortiguador dual dado por la tasa de interés y el tipo de cambio. “A pesar de ser un mecanismo de defensa menos arbitrario que la imposición de tarifas, el país correría el riesgo de ser clasificado como manipulador del tipo de cambio”, advierte.

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