La amenaza de que Donald Trump implemente aranceles a México desde el primer día de su mandato se ve cada vez más cerca, pero el gobierno de Claudia Sheinbaum deja ver que puede responder de la misma manera . De enero a septiembre de este año, el comercio bilateral de México con Estados Unidos ascendió a 567,553 millones de dólares, 66.8% corresponden a las exportaciones y 33.2% a importaciones, de acuerdo con datos de Banxico.

Una guerra de aranceles atentaría contra este comercio bilateral. Diversos actores del sector privado y funcionarios advierten que el costo sería enorme para las dos economías, pero si se cumple el amago de aranceles de Trump, y México decide no quedarse de brazos cruzados, el contraataque puede darse en sectores y estados clave de Estados Unidos. Carlos Novoa, presidente del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Comercio Exterior (Imece), explica a Expansión que el país también está facultado para imponer algunos aranceles cuando no están debidamente justificados dentro de las reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y del propio T-MEC. El propio tratado establece cuáles son las medidas de excepción por las cuales se pueden imponer algunos aranceles y la temporalidad de ellos, apunta Novoa. Entonces, dentro del marco jurídico que se tiene, México podría imponer aranceles recíprocos. “Y me refiero a recíprocos, no en los mismos sectores, sino en aquellos sectores en los que sé que te puedo afectar”. Por ejemplo, México puede imponer aranceles al maíz amarillo, pues importa una gran cantidad de Estados Unidos. Datos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos ubican al maíz como el principal producto agrícola que vende a México. En 2023 alcanzó un valor de 5,386 millones de dólares, y de enero a septiembre de este año, suma 4,252 millones. “Es cierto que el imponer un arancel al maíz amarillo podría tener efectos inflacionarios, pero sin duda los primeros que le tocarían la puerta a Trump o a la Casa Blanca serían los productores de maíz amarillo”, dice Novoa. Un reporte de la U.S.-Mexico Foundation y de México, ¿cómo vamos? señala que este escenario de guerra de aranceles ya lo vivieron los agricultores americanos con China en 2018-2019, situación que fue perjudicial para ellos, porque sus exportaciones se redujeron de manera importante, lo cual tuvo un costo en ese entonces de 28,0000 millones de dólares para el gobierno de Trump, pues tuvo que darles subsidios.

Apuntar estratégicamente Jorge Zapata, exembajador de México ante la OMC, dice que lo ideal es que el país logre desactivar esa amenaza de 25% de aranceles de Trump antes de que tome posesión, es decir, antes del 20 de enero del próximo año. Si no se logra, lo más obvio es poner aranceles de regreso. “Hay pocas alternativas más allá de eso. Si nos vamos por esa ruta hay que pensar qué tan estratégicos queremos ser, si queremos hacerlo horizontal agravaría la situación particularmente para México”. Entonces México debe actuar apuntando a productos y sectores de ciertos estados y senadores de Estados Unidos que hagan movilizaciones para desactivar las medidas arancelarias de Trump, pero “va a ser doloroso”, reconoce. Datos de la Secretaría de Economía apuntan que 31% de las compras de México a Estados Unidos se concentran en seis productos: aceites de petróleo; autopartes; gas; motores de combustión interna; vehículos, alambres y cables eléctricos y maíz. El monitor comercial del T-MEC refiere que los estados que más le venden a México son Texas, California, Michigan, Illinois y Arizona, que concentran el 60%. El Consejo Nacional de la Industria Manufacturera de Exportación (index), dice que los aranceles de Trump serían un desastre para Estados Unidos, pues ocasionarían una contracción de entre 3.6 y 7 puntos de su PIB, subiendo precios de gasolinas y alimentos, entre muchos otros. Zapata dice que en el escenario en el que se dé está guerra de aranceles, lo que puede considerar México es ver qué puede hacer para que al interior facilite el entorno de negocios, que sea menos costoso para las compañías nacionales, porque Estados Unidos lo va a hacer, va a poner aranceles, pero paralelamente plantea bajar impuestos a sus empresas.
Todos pierden Los gobiernos saben las implicaciones de una guerra comercial, por lo menos del lado de México, así lo tiene claro la presidenta Claudia Sheinbaum. “A un arancel, vendrá otro en respuesta y así hasta que pongamos en riesgo empresas comunes”, señalando a empresas del sector automotriz en específico. Por eso el gobierno de Sheinbaum, antes de llegar a medidas arancelarias, buscará la colaboración y diálogo para los temas de migración, seguridad y drogas, que son el pretexto de Trump para imponer tarifas a lo que compre de México. Guillermo Malpica, exnegociador del T-MEC, coincide que de entrada no se recomienda una estrategia de ojo por ojo porque, como en el caso de China y Estados Unidos, terminó en aranceles prácticamente para todo. “Puede ser una estrategia para que haya un incentivo para tener una tregua, pero puede ser muy peligroso”, menciona.

]]>