En medio de una escalada inflacionaria y mayores tasas de interés, el consumo en México ha sido un pilar para la economía , fortalecido por los aumentos al salario mínimo, las transferencias de dinero de los programas sociales y la llegada de remesas. Pese a una inflación que lleva 42 meses fuera del rango objetivo del Banco de México (Banxico), el consumo privado está en su nivel más alto en lo que va de 2024, un segmento que representa cerca de 60% del PIB en el país.

Los analistas observan que las políticas del actual gobierno para aumentar el salario mínimo, así como las transferencias gubernamentales, fueron parte de la estrategia para incrementar el consumo de los hogares y así fomentar el crecimiento de la economía. “Hemos visto estos incrementos en salario mínimo de cerca de 20% en promedio durante el sexenio de López Obrador, y al mismo tiempo una política también salarial del sector privado que se ha compaginado para que derive en un incremento anual también ya promedio durante los últimos trimestres de aproximadamente 10%”, comenta Gabriel Lozano, economista en jefe de JP Morgan en México. “Creo que la política económica que se ha seguido durante los últimos años ha buscado precisamente darle una fuerza mucho más notoria al consumo privado”, agrega. Desde diciembre de 2018, el gobierno anunció que el salario mínimo aumentaría de 88.36 pesos a 102.68 y a 176.72 pesos en la zona fronteriza. Estos incrementos se registraron en los siguientes años a ritmos de 20%, con excepción de 2021 cuando, por el covid-19, el incremento fue de 16%. En la pandemia, el consumo estuvo enfocado en los bienes duraderos ante la necesidad de los mexicanos de estar más tiempo en casa trabajando y comprando bienes como computadoras y mobiliario. Además, la capacidad de ahorro se incrementó, de acuerdo con datos de la Asociación de Bancos de México. Otro factor que jugó en favor del consumo fue la tasa de desempleo históricamente baja que se ha observado en los últimos años, por debajo de 3%. Aunque JP Morgan advierte que esta fortaleza en el empleo formal está dando señales de debilidad: en mayo y junio de este año, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) registró números negativos en la creación de empleos. “A pesar de que teníamos inflaciones particularmente elevadas, los incrementos en términos reales de la parte de salarios habían resultado en un incremento neto bastante favorable para el consumidor”, añade Lozano. Durante su sexenio, el presidente Andrés Manuel López Obrador también impulsó la dispersión de apoyos para adultos mayores, que fueron incrementando con el paso de los años desde 1,160 pesos bimestrales hasta los 6,000 pesos al cierre de su administración. También se dieron apoyos al campo, con el programa Sembrando Vida; a los estudiantes con las Becas del Bienestar, así como recursos para personas con discapacidad. Lozano señala que estos programas, a pesar de tener ciertos riesgos para la estabilidad financiera y de las finanzas públicas, han ayudado a que el consumo tenga un buen ritmo.

Cuestión de remesas No sólo fueron los esfuerzos del gobierno, desde 2020 las remesas que llegaron a México registraron un crecimiento de doble dígito. “Antes de la pandemia, la gente que recibía remesas las utilizaba para comprar un terreno, construir otro cuarto en su casa, cambiar la lavadora o el refrigerador. Y ahora lo han usado más para consumo corriente; prácticamente llega la remesa y se gasta en automático”, destaca Gabriel Casillas, economista en jefe de Barclays. Los datos de las remesas también han mostrado señales de desaceleración: desde octubre del año pasado el crecimiento en las remesas ha sido de un dígito, cuando desde la pandemia crecían a doble dígito. Otro cambio ocurrido desde la pandemia fueron las dinámicas laborales, que ya permitían el esquema de home office y México recibió turistas extranjeros que impulsaron el consumo. “En la pandemia no se cerraron las puertas a los turistas, a los viajeros internacionales, esto permitió el asentamiento de mediano plazo de una buena cantidad de extranjeros, que también sembraron las bases para un consumo mucho más acelerado en diferentes sectores de la economía. Entonces, todo esto fue destacando un consumo más fuerte desde la parte de gasto discrecional”, añade el economista de JP Morgan. La llegada de López Obrador a la presidencia también fortaleció la confianza al consumidor que mide el Inegi. “En México, la confianza al consumidor es un indicador político; la confianza al consumidor y la aprobación presidencial van de la mano”, destaca Casillas.
Crédito consolidado El crédito al consumo también ha mostrado resiliencia. Lozano explica que el crédito bancario crece aproximadamente tres veces el ritmo de la actividad económica. El crédito al consumo ha tenido un mejor comportamiento que el crédito a empresas o gubernamentales. El crédito al consumo representa más de la mitad del crédito que da la banca y desde el segundo trimestre de 2022 ha registrado un crecimiento de doble dígito, de acuerdo con datos de Banxico. Pero este buen comportamiento y dinamismo parece llegar a su fin y se espera, junto con una desaceleración de la economía, un menor dinamismo en el consumo. “Estamos entrando a la etapa madura del ciclo económico; quiere decir que ya después de varios años de un gasto muy acelerado, niveles de inversión muy arriba del promedio, tanto los consumidores como los inversionistas empiezan a moderar el ritmo de actividad”, advierte Lozano. El Banco de México ha advertido que el crecimiento de México será de 1.5% este 2024, una cifra por debajo del 3.2% que creció el año pasado.

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